El pobre de hoy en España es el que tiene niños que cenan gusanitos
Arturo Almansa (Madrid, 1957) lleva en la sangre el hacer algo por la
sociedad. Hijo de un ingeniero de Montes que trabajó durante muchos años
como cooperante internacional en un programa de lucha contra la
desertización, vivió parte de su infancia y juventud en África,
continente en el que entró en contacto con muchas organizaciones no
gubernamentales. En 1981 se casó, se trasladó a Burgos y comenzó a
ejercer como abogado. En los noventa empezó a colaborar con Cruz Roja en
Villarcayo y desde 2011 es el presidente provincial de la organización.
Arturo Almansa tiene tres retos desde que llegó a la presidencia
provincial de Cruz Roja: redoblar esfuerzos en los programas de empleo y
alimentos y hacer que a la organización se la identifique con algo más
que las ambulancias y los primeros auxilios. Coincidiendo con la campaña
Vuelta al cole solidaria, Almansa explica cómo se afronta desde el
colectivo el nuevo curso.
¿Cuáles son los objetivos inmediatos?
Como objetivo inminente en estas fechas tenemos el reparto de material
escolar. Los niños no son el futuro, son el presente. Ya hemos dedicado
un proyecto para que puedan estar ayudados en sus tareas y para que
merienden, porque hemos detectado que había niños que se acostaban
prácticamente en ayunas. También estamos volcados con los alimentos.
Estamos trabajando y vamos a seguir ampliando. Son muchas, muchísimas,
las personas que tienen menos de 500 euros mensuales y están por debajo
del umbral de la pobreza. Pero tenemos un sustrato fantástico, empezando
por los 1.307 voluntarios y contando con los 13.502 socios que nos
apoyan. Quiero que estemos cada vez más cerca de las personas. Burgos,
que es una ciudad tranquila, también tiene dolor, conflicto y problemas.
¿A cuántos menores se les va a entregar material?
Hay una previsión de más de mil. El año pasado fueron 535. Casi vamos a duplicar.
Muchas familias admiten que no pueden comprar los libros de texto. ¿Entran los libros en ese reparto de material?
No, es material básico de escritorio. Sería un problema grandísimo,
porque cada niño va a un colegio y necesita unos libros. En casos
concretos sí podemos hacernos cargo, pero es como cuando a veces se
ayuda a familias que tienen un problema puntual para pagar el suministro
de la bombona de butano. No es que paguemos las bombonas de todos.
¿En qué ha cambiado el perfil del usuario desde que usted empezó a colaborar con Cruz Roja?
Muchas veces, la gente no conoce todos los campos en los que
desarrollamos nuestra actividad: desde familias de acogida, atención a
internos en centros penitenciarios, salud, juventud, sida, campañas
medioambientales, cooperación internacional... Son muchos. ¿Y cómo ha
cambiado el perfil? Pues desde la vinculación que se hacía en los años
sesenta y setenta de Cruz Roja con emergencias y socorros, se nos
asociaba al pie de una carretera, con gente recogiendo heridos o
trasladando enfermos. Esta actividad ya es residual en la provincia,
supone un dos y pico por ciento de todo lo que hacemos, porque hemos
pasado a la acción social, a la persona que está sola, a los servicios
de teleasistencia, a la persona que tiene dificultades de inmigración,
empleo, inmigrantes... El perfil ha cambiado muchísimo, porque si Cruz
Roja cumple 150 años en 2014 es porque esta institución se ha integrado y
está en el tejido de la sociedad. Se ha consolidado y ha crecido.
¿Cuántas personas han recurrido a Cruz Roja Burgos este año?
Desde 2009 ha habido un crecimiento exponencial para responder a la
crisis y al llamamiento de ayuda que se hizo a nivel nacional. En los
programas de atención por la crisis, hemos pasado de las 4.537 personas
atendidas en 2009 a las 13.884 de 2012. Y en intervención social,
pasamos de 14.379 en 2009 a 22.198 personas atendidas en 2012.
¿Y en 2013?
En cuanto a reparto de alimentos, podemos decir que estamos cerca de 10.000 personas a las que ya hemos dado alimentos.
¿Qué presupuesto manejan?
Unos 4,5 millones de euros, entre Burgos y provincia. Parecido a 2012.
Hemos notado que de las subvenciones que nos daban las Administraciones
para proyectos se ha reducido la cuantía, pero lo estamos compensando
gracias a la generosidad, a los fondos propios y al Sorteo del Oro.
Burgos es una de las provincias que más sorteo del oro saca a la calle, y
la gente responde. Nosotros recibimos un 11% de nuestros ingresos de la
prestación de servicios, un 30% de fondos propios -oro, donaciones,
herencias...- y después, subvenciones y convenios el 59%. Así nos
financiamos.
¿Comparte la opinión de que la clase media española se está empobreciendo a pasos agigantados?
Sí. Qué va a perder quien no tiene nada. Los pobres, casi más pobres no
pueden ser. Y quien tiene mucho, pasará a estar un poco menos bien,
pero nada más. Pero quien tiene una situación media es quien entra en
una situación de riesgo, puede perder lo que le daba esa seguridad o ese
confort y pasar a una situación mala. La clase media es la que depende
de su trabajo, y lo tiene quebradizo o inestable.
¿Cuál diría que es el rostro de la pobreza en España en septiembre de 2013?
El pobre en España es en este momento gente que pasa desapercibida a
los ojos de los demás. Es gente que está en nuestras calles, en nuestros
bloques de viviendas y que sobrevive gracias a instituciones. No vamos a
encontrar gente tirada en las aceras, ese no es nuestro tipo de
pobreza. El nuestro es el de quien tiene niños que se acuestan cenando
un paquete de gusanitos y poco más, gente que compran comida de forma
insuficiente y que no tienen una dieta equilibrada porque no pueden
comprar lo que nos dicen que es bueno. Hoy por hoy, al pobre no lo vamos
a ver por su atuendo, sino por una forma de exclusión.
La pasada primavera Cruz Roja empezó a incluir merienda en las clases
de apoyo porque se comprobó que había niños que no hacían tres comidas
al día. ¿Hay menores pasando hambre en Burgos?
Por lo menos, con una alimentación deficiente sí. Con sensación de
hambre angustiosa, no sé, pero malnutridos, sí. Hemos visto que hay
niños que no hacen las tres comidas. Y en algunos centros educativos nos
han hecho llegar que notaban que los niños no prestaban atención, que
estaban como con flojera y que al preguntarles qué habían desayunado,
contestaban que nada o que un vaso de leche. Y el interés que yo tenía
era que no se les diera una bollería industrial, sino que contamos con
un médico para hacer una dieta equilibrada.
¿Y hay gente adulta con hambre, a pesar de los repartos de alimentos?
Imagino que sí, porque hay gente que acude a los comedores sociales,
pero allí atienden a todos los que pueden. Esto, a veces, conlleva
problemas de alcoholismo, porque hay gente que si no ha podido tener una
comida en condiciones acaba bebiendo un cartón de vino para tener la
sensación de que tiene la tripa más llena y la cabeza en otras cosas. Si
hay reparto de alimentos es porque hay demanda, y esto es algo que Cruz
Roja siempre ha tenido presente: nosotros estaremos donde no lleguen
los demás. Ya no tenemos que estar en las carreteras esperando el
accidente, porque hay servicios que se dedican a hacer esto. Ya lo mejor
hoy nadie reparte alimentos, o reparten hasta donde reparten y ahí
tenemos que llegar nosotros.
Hace un par de semanas DB publicó que los repartos de comida en Cruz
Roja iban a dejar de organizarse tres veces a la semana para ser
diarios. ¿Cuándo empezarán?
En Miranda se está haciendo ya y en Burgos tenemos que coordinar que la
gente venga y no haga colas, porque la forma más clara de estigmatizar a
una persona que tiene un problema es ponerla en una fila y después
darle un carné o colgarle un papel para que se sepa que él tiene el
problema. Entonces, primero hay que coordinar cómo atender a toda la
gente de una forma discreta y eficaz; después, coordinar que tengamos
nutrientes y proveedores suficientes para afrontar un reparto diario.
Tampoco queremos convertir esto en un mercado central donde empiezan a
llegar banastas de cosas, porque eso no lo podemos atender. La idea es
hacer un reparto más frecuente y más reducido.
¿Quién recibe alimentos de Cruz Roja, cuáles son los requisitos?
Se hace una solicitud en la que se explica la situación económica,
familiar, social, si tiene hijos, algún ingreso... Y estamos coordinados
con otras organizaciones;con Cáritas tenemos una relación súper
cordial: estamos implicados en el mismo proyecto, tenemos las mimas
ilusiones y los mismos destinatarios, prácticamente.
¿De dónde proceden los alimentos que se reparten en Cruz Roja?
De empresas que nos los hacen llegar, de particulares, de campañas a
nivel nacional que nos mandan la parte que nos corresponde, y, también,
alimentos que compramos con nuestros fondos. Siempre he dicho que
nuestros socios hacen aportaciones no solo para que vean ambulancias,
sino para que sepan que su dinero se está destinando a lo más básico y a
atender a esos semejantes de Burgos a los que quieren llegar.
En 2011 declaraba que el programa de empleo era una prioridad a la que
debían destinar más recursos, fondos que, entiendo, no se han
incrementado.
Ha habido incluso recortes. En 2013 hemos contactado con 1.168 personas
en dificultad. Hemos hecho también el primer encuentro profesional,
Inspira Burgos, donde personas emprendedoras contactaban con empresas
que habían sacado adelante proyectos. ¿Qué es lo que hacemos? Por un
lado, contactar con empresas para ver si hay manera de encontrar un
trabajo y orientar a la gente formándola, ayudándola a acceder a ese
mundo del empleo. Es el reto que tenemos.
¿Comparte usted el optimismo del Gobierno en cuanto a los datos del
paro? ¿Cree que ya ha habido un punto de inflexión y que hay atisbos
para decir que las cosas están cambiando?
Dice el refrán que no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo
resista. Pero nosotros seremos los últimos en percibir la mejoría,
porque trabajamos con un tejido de la sociedad que es muy fácil que se
deshilache y seremos los últimos en percibir ese respiro, porque primero
saldrán quienes menos al margen estén. No dudo que en números de
macroeconomía se perciban cosas, pero, desde luego, nosotros tenemos el
servicio de empleo lleno de gente que no encuentra trabajo y nosotros
nos esforzamos para que lo encuentren. Ojalá pudiera decir que no hay
nadie buscando, pero el llamamiento de ayuda de Cruz Roja para atender a
personas afectadas por la crisis se ha alargado hasta 2015. Cuando
nosotros alargamos nuestro tiempo de acción es porque se percibe que
vamos a seguir haciendo falta.
¿Cree que las dificultades laborales, los problemas económicos y la
crisis en general repercuten a la hora de que haya más niños que
necesiten un acogimiento?
Creo que se mantiene en cifras semejantes, porque para esas familias
que no pueden más, si se sale por el atajo de facilitarles alimentos,
material escolar y sacarles de esa situación de crisis, se atenúa. Las
familias que tienen problemas y que tienen que entregar a sus hijos en
un acogimiento, creo que, más o menos, son las mismas. La historia de la
España triste y profunda en la que se dejaba a un niño en el torno de
la Diputación, la España de los años cuarenta o cincuenta, ya no es así,
pero que hay familias en las que entrar con un ofrecimento para sujetar
a los niños y tenerlos en unas condiciones aceptables, claro que sí.
¿Y cree que todas esas situaciones salen a la luz o todavía pesa el prurito de que no nos vean ir a pedir ayuda?
Manifestarse como una persona débil siempre genera vergüenza, a no ser
que sea para incitar la compasión y que le ayuden. Muchas veces tratan
de silenciarlo, pero lo cierto es que la gente sufre mucho y que tenemos
muchos conflictos: de recursos escasos, de poder, de inhibición... Pero
frente a este tipo de cosas nos encontramos con voluntarios, con
socios, con gente que tiene la capacidad de ir más allá y la empatía
para ponerse un ratito en el lugar del otro.
¿Ha sentido alguna vez que la crisis le sobrepasara, querer llegar a un sitio y ver que no hay medios para asumirlo?
Sí, pero me encuentro tremendamente feliz porque los profesionales que
trabajan en esta institución dan lo mejor de sí mismos, hacen más de lo
que marca el convenio y, también, porque tener una capacidad tan
potente de voluntarios hace que sepa que al fin no voy a poder llegar,
pero el hecho de estar descubriendo problemas y querer llegar a
solucionarlos es algo que merece la pena.
¿Qué plantilla profesional tiene Cruz Roja en Burgos?
En toda la provincia, cien. A la gente le sorprende, pero hay muchos
trabajos que tienen que ser realizados por profesionales con dedicación.
Tenemos obligaciones fiscales, laborales, sociales... Si hay que llevar
una escrupulosa contabilidad, ha de hacerlo un profesional; si
necesitamos atención en el reparto de metadona, necesitamos un médico.
Hay trabajos que no puede hacer un voluntario.
En otras provincias Cruz Roja ha tenido que iniciar expedientes de
regulación de empleo ante la reducción de recursos. ¿Será necesaria una
medida semejante en Burgos?
Quizá por el esfuerzo y la gestión que estamos haciendo se están
manteniendo los programas y los puestos de trabajo. En otras provincias
han tenido que prescindir de gente, pero lo lamentable es que han tenido
que sacrificar programas.
Diario de Burgos
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