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Al finalizar 2008 residían en España 3.331.883 extranjeros no comunitarios, representan un 7,1% del total de la población empadronada. Si tan corto número de personas afecta a las principales dimensiones de la vida social y política española, pone en jaque el mercado de trabajo, la seguridad y el orden público, los sistemas de protección social, el sistema educativo, la mismísima identidad nacional…, y se convierte en un asunto poco gobernable, todos deberíamos analizar las causas que motivan esta situación; porque me temo que la presencia de los inmigrantes no es el motivo principal de los problemas y de la incapacidad del estado del bienestar español.
Tales polvos nos han traído los lodos del paro y la asimetría social más absoluta, pretender que el problema son los trabajadores resulta indecente, y además cuando se atribuye a los trabajadores extranjeros es xenófobo y puede ser racista.
Al finalizar 2008 residían en España 3.331.883 extranjeros no comunitarios, representan un 7,1% del total de la población empadronada. Si tan corto número de personas afecta a las principales dimensiones de la vida social y política española, pone en jaque el mercado de trabajo, la seguridad y el orden público, los sistemas de protección social, el sistema educativo, la mismísima identidad nacional…, y se convierte en un asunto poco gobernable, todos deberíamos analizar las causas que motivan esta situación; porque me temo que la presencia de los inmigrantes no es el motivo principal de los problemas y de la incapacidad del estado del bienestar español.
Pretender que el problema son los trabajadores resulta indecente, y además cuando se atribuye a los extranjeros es xenófobo y puede ser racistaLos inmigrantes no son un problema y tampoco la solución. Se incorporan y se adaptan a los procesos sociales que ya están en marcha, y aunque no son la causa sino mas bien las víctimas, sin duda aportan mayor visibilidad, diversidad o colorido, hacen más visibles las disfunciones, antes ocultas, de un sistema económico poco competitivo, con debilidades estructurales apremiantes, que por falta de innovación tecnológica e iniciativas empresariales modernizadoras ha necesitado siempre del uso intensivo de mano de obra poco cualificada y, por lo tanto, de los movimientos migratorios, primero interiores y ahora exteriores, que le proveyesen de la misma lo más barata posible.
Tales polvos nos han traído los lodos del paro y la asimetría social más absoluta, pretender que el problema son los trabajadores resulta indecente, y además cuando se atribuye a los trabajadores extranjeros es xenófobo y puede ser racista.
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