Cruz Roja, con su propio programa, ya ha realizado en lo que va de año 500 operaciones de regreso voluntario, más que en todo 2007
Jorge Bustos
Madrid. La crisis da pan a quien no tiene dientes, y a aquellos que se conformarían con el trabajo más precario les reserva una nómina segura en el paro más tenaz. Los inmigrantes —al albur de su escasa cualificación— son el primer colectivo afectado por la marejada económica que azota el país, y deberán decidir más pronto que tarde si España sigue representando un futuro para ellos y los suyos, o si ya ha perdido su arcádica condición de tierra prometida. Mientras, el Ministerio de Trabajo e Inmigración ultima los detalles de su plan de retorno voluntario. A falta de algunos flecos que estarán listos para finales de septiembre o primeros de octubre —cuando se lance el plan—, fuentes ministeriales sólo pueden confirmar a LA GACETA de momento que los solicitantes del retorno voluntario percibirán el 40% de su prestación por desempleo agrupada antes de marchar, y el resto, al mes de residencia en su país.
Hasta el 20% de los censados
“Esperamos que hasta un 20% del total de la población inmigrante residente en España se beneficie de esta iniciativa en el futuro”, sostienen desde el gabinete de prensa ministerial. Según el padrón de 2008 hay censados 5,22 millones de extranjeros, así que con su plan, el Gobierno espera repatriar a más de un millón. Sobre el modo de hacerlo, tampoco se aventuran a dar mucha más información.
“Estamos en cuadro por vacaciones”, explican. Las ONG, sin embargo, que, al margen de planes gubernamentales, llevan años realizando labores de retorno voluntario de inmigrantes, sí confiesan un incremento exponencial del número de solicitudes con respecto al año pasado. “Desde febrero, y sobre todo a partir del mes de junio, se han disparado las demandas. Si todo sigue como parece, antes de que acabe el año, el número de retornos ejecutados superará las 1.000 personas”, afirma Marisa Jarandillo, de Cruz Roja, organización que lidera la gestión de retornos voluntarios desde España a los distintos países de origen de los extranjeros. La cifra duplica el volumen de retornos que Cruz Roja registró a lo largo de todo 2007: 447 inmigrantes. Y es que la crisis se hace notar. Hasta la fecha, Cruz Roja ha retornado en 2008 a más de 500 personas, con el siguiente perfil: inmigrantes principalmente indocumentados —los regularizados retornados constituyen sólo un 5 o 6% del total, según Jarandillo—, mayoritariamente de nacionalidad boliviana, argentina, brasileña, hondureña, colombiana y chilena, por este orden. Es significativa la ausencia de peticiones de retorno por parte de subsaharianos: las dos solicitudes recibidas por Cruz Roja este año no se ejecutarán porque los interesados han encontrado un trabajo temporal y prefieren quedarse.
Los subsaharianos no retornan
Aun con crisis y todo, los africanos perciben el mercado laboral español como incomparablemente mejor que el de sus países de origen, a diferencia de los latinoamericanos। También es decisiva la existencia de más y mejores convenios con los países latinos que con los africanos. El programa de retorno de Cruz Roja data de los años 90, lo que acredita una experiencia gestora que, por el momento, el Ministerio de Trabajo e Inmigración no ha tenido en cuenta. “Sabemos del nuevo plan que prepara el Gobierno, pero a nosotros todavía no se nos ha pedido ayuda”, informan desde la ONG, que facilita a todos sus retornados el billete de avión, 50 euros para el viaje y otros 400 para ayudar a la reinstalación en su país. Por otro lado, la oficina de la Organización Internacional de las Migraciones agotó el pasado mayo el presupuesto de este año para el programa de retorno voluntario de inmigrantes, y ya tiene 1.800 solicitudes en lista de espera. Por su parte, la Asociación Comisión Católica Española de Migración, que repatrió a 104 personas en 2007, en lo que va de año ha gestionado 74 regresos.
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