:: Periódico Diagonal
El miércoles 16 de junio, la céntrica plaza madrileña de Tirso de Molina se convertía en una nueva Arizona.
Esta tarde habrá una concentración expontánea contra las agresiones policiales y las detenciones racistas a las 20h en la misma plaza Tirso de Molina.
- Rubalcaba miente: continúan el acoso policial contra los inmigrantes
Olga Arnaiz / Madrid
Jueves 17 de junio de 2010. Número 128
Ante la incredulidad de los y las turistas y la rabia incontenida de vecinos y vecinas de Lavapiés, alrededor de las 19:30h más de una veintena de policías realizaba una redada de marcado carácter racista, sin dar explicaciones, sin atender a preguntas, y respondiendo brutalmente a cualquier interpelación.
Todo comenzaba a las 19h, con una pareja de policía municipal recorriendo a caballo la calle Mesón de Paredes, para sorpresa y entusiasmo de comerciantes y niños y niñas, que en su mayoría jamás habían visto tal “espectáculo”. Unos minutos más tarde, ya en la plaza Tirso de Molina, cuatro policías interrogaban a un grupo de inmigrantes de Camerún, mientras que un quinto policía llamaba a refuerzos. Tras pedirles la documentación, los policías han comenzado a provocar a los inmigrantes, llegando a insultarles con calificativos como “negro de mierda” o “mono” (según ellos mismos han confirmado), momento en el cual uno de los hombres del grupo ha alzado la voz y la policía ha comenzado a empujar y pegar a los inmigrantes, produciéndose altercados entre policía, interrogados y gente congregada en la plaza.
Su intervención se saldó con cinco detenciones, cuatro de ellas de inmigrantes “indocumentados” y otra de un militante de la CNT, detenido por protestar por los métodos fascistas de la policía. Este último tuvo que ser trasladado a un centro sanitario desde la comisaría por los golpes recibidos durante su detención.
Los otros cuatro detenidos fueron llevados a la comisaría de Leganitos, famosa en Madrid por sus agresiones racistas y por los comportamientos violentos de una minoría neonazi. Aunque se han presentado múltiples denuncias contra esta comisaría y las redadas xenófobas que llevan a cabo en el barrio de Lavapiés, el mismísimo Defensor del Pueblo ha salido en su defensa, alegando que las intervenciones de la policía están más que justificadas para evitar posibles riesgos de un ataque terrorista.
“¿Qué va a hacer un terrorista? ¿Qué busca un terrorista aquí?” comenta un compañero de los detenidos, “Un terrorista va donde el presidente, donde los ministros. Imagínate si tú vas a África… Todos los blancos en fila, con las manos en alto, pidiéndoles los papeles… eso no pasa.”
Rocío, que actúa como mediadora entre la policía y el grupo de inmigrantes que ha sido atacado y que trabaja como voluntaria con un abogado especializado en temas sociales, muestra su frustración. “Pegaron una paliza a mi marido cuando yo estaba delante, embarazada de siete meses. Mi bebé es un milagro.” Apunta a la hipocresía y al corporativismo de las instituciones como causantes de la situación, pues las denuncias no suelen llegar a juicio, y en las pocas ocasiones que lo consiguen, los casos quedan archivados.
“Vienen todos los días, dos veces. Apuntan tu nombre. Dame tu nombre. Y lo ponen en un carnet. Llaman a comisaría y les devuelven el mismo nombre. Y regresan y hacen lo mismo. Y otra vez. Y otra vez. Y otra vez. Siempre los mismos… Si tú vienes y me pides los papeles, está bien, porque es tu trabajo, y si no los tengo, pues te doy lo que tengo y me voy contigo de buena manera, y no me voy corriendo y tú no me persigues y no me apuntas como un cazador y un animal, y si no me tratas bien, pues también voy contigo, pero lo más importante es recordar los derechos humanos. ¿Por qué tú eres humano y yo soy animal? Todos somos humanos.”
Más tarde, la misma noche, la policía regresó al barrio, esta vez a la plaza de Lavapiés, de nuevo haciendo controles racistas y detenciones basadas en el color de la piel. Curiosamente, tanto en Tirso como en Lavapiés se repitió una reflexión: “Esto es porque España ha perdido el partido”.
Parece increíble que dependamos de un equipo de fútbol no sólo para salir de la crisis económica y que no se hable de la reforma laboral, sino también para poder prever los comportamientos de la policía. Comparto la pregunta de los compañeros inmigrantes de Tirso de Molina, “¿Dónde estamos? ¿En Europa? ¿En una capital de Europa?” Hace tiempo que eso dejo de tener significado.
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