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El ministro de Inmigración francés, Eric Besson, y el secretario de Estado para Asuntos Europeos galo, Pierre Lellouche, juntos en Bruselas para dar explicaciones al Ejecutivo comunitario por la expulsión de decenas de gitanos rumanos y búlgaros que vivían en campamentos irregulares desmantelados por las autoridades galas, ha querido dejar claro que la libertad de circulación no puede ser “incondicional” ni un “pretexto para realizar actividades ilícitas”. De hecho Francia se apoya en las excepciones que prevé la normativa europea para avalar estas medidas.
Besson ha recibido al Cardenal de París después de las críticas expresadas por diversos responsables católicos contra las expulsiones de gitanos y las declaraciones del Papa este fin de semana que invitó a saber acoger las legítimas diversidades humanas. Frase que fue interpretada como una condena a la política que está aplicando el gobierno francés.
Ambos han sido recibidos por la vicepresidenta de la Comisión Europea y comisaria de Justicia, Viviane Reding, y por la comisaria de Interior, Cecilia Malmstrm. También se reunirán con un representante de la dirección de Empleo y Asuntos Sociales, ya que el comisario de esta cartera, Laszlo Andor, no se encuentra en la capital europea.
Esta reunión tendrá lugar un día antes de que la vicepresidenta Reding presente a sus colegas del Colegio de Comisarios el informe “legal y político” sobre las medidas adoptadas por París, en el marco de una reunión de dos días y a puerta cerrada con la que el Ejecutivo comunitario retoma el curso tras el parón veraniego.
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