El viernes por la tarde, cuando la huelga estaba incendiando de rabia y de impotencia a medio país y a todo el gobierno, los periodistas hablaron con César Cabo, portavoz de los controladores. “Me estoy enterando de lo que está sucendiendo por vosotros”, dijo al otro lado del teléfono. Eso ya empezaba a sonar raro.
Cabo confesó que no sabía muy bien lo que estaba sucediendo. Parecía que el asunto se le había escapado de las manos al sindicato y que él y el presidente de USCA (sindicato de los controladores) estaban tratando de tranquilizar a sus compañeros. Daba la impresión de que un grupo de controladores estaba tomando el control de la mayoría, y había decretado ir a las barricadas.
¿Por qué todo este follón?, preguntaron los periodistas. Cabo confesó que esa misma mañana el Consejo de Ministros había aprobado un decreto ley que restringía determinados beneficios sociales de los controladores. Por eso están “hastiados y cabreados”. Añadió que no era lo pactado con el gobierno y que por tanto, los controladores tenían que hacer 200 horas más al año que las 1.670 pactadas en febrero de este año con José Blanco.
En la página de La Moncloa se encontraba un resumen de lo que se había aprobado en consejo de ministros.
En concreto, se puede leer: “El Real Decreto Ley refuerza la garantía de la seguridad y continuidad de la prestación de los servicios de tráfico aéreo, al aclarar las previsiones contenidas en la Ley 9/2010, reguladora de dicha prestación, en relación con las horas de “actividad aeronáutica” anual de los controladores de tránsito aéreo”.
Es la única vez que se habla de controladores. En el video, de la rueda de prensa de ese consejo de ministros que dura 15 minutos, se ve cómo, tras enumerar muchas medidas económicas, la ministra llega al final con bastante tranquilidad y mucha seguridad en sí misma, mirando a los periodistas casi de forma permanente.
Pero luego (minuto 12:50) carraspea, coge y suelta los papeles, y anuncia: “Hemos aprobado hoy dos medidas liberalizadoras”. La primera es la privatización de Loterías, y la segunda, la privatización de Aena. Explica ambas privatizaciones parciales y cuando parece que ya ha terminado la rueda de prensa en el minuto 15:10, tose, duda, coge papeles, y con cierto titubeo, añade: “Finalmente, en este decreto ley también se clarifica la jornada laboral de los controladores de tránsito aéreo para que no quede ninguna duda de cuál es la jornada laboral que tienen que cumplir”. Lo dice mirando la mesa y moviendo papeles, como si no quisiera mirar a los periodistas.
Es decir, que ni en la amplia referencia ni en la explicación a la prensa, la responsable económica o el vicepresidente primero se entretuvieron con detalles de los controladores, algo que en realidad era lo más importante del consejo. Importante por las consecuencias que acarreó después.
¿Sabía el gobierno la importancia de esta medida? ¿Pasó por encima por ignorancia o para no levantar un revuelo?
O bien, ¿sabía el gobierno que eso iba a pasar?
Lo que sucedió después del consejo fue que los controladores empezaron a presentar bajas laborales. A las cinco de la tarde más o menos, Iberia envió un mensaje por Twitter, la red de microblogging, donde avisaba de que había problemas en el aeropuerto de Palma debido a los controladores. Luego, Madrid. Luego, el caos.
El vicepresidente Rubalcaba dio dos ruedas de prensa en las peores horas. Una a las 11 de la noche del viernes. Otra a las dos de la madrugada del sábado. Ninguna de ellas aparece en la sección multimedia de La Moncloa, quizá porque esas comparecencias fueron en el Ministerio de Defensa y en el Ministerio de Fomento.
Cuando el vicepresidente Rubalcaba se presentó en comparecencia de prensa por la mañana del sábado en La Moncloa para anunciar el estado de alarma dijo que el viernes por la mañana ya habían tenido indicios de lo que iba a pasar. Sus palabras exactas (minuto 3:30) fueron:
“Ayer por la mañana en el consejo de ministros el ministro de Fomento informó de que ya había incidencias preocupantes en algunos aeropuertos de España, y esa fue la razón por la que el decreto ley incluyó una previsión que luego por la tarde hicimos realidad para que el control aéreo de los aeropuertos pasara a manos del Ministerio de Defensa”.
Si lo sospechaban, ¿por qué no lo publicaron en el primer boletín oficial del Estado?
Es que eso es lo raro. Hubo dos BOE. El primer boletín oficial colgado de la web del BOE apenas habla de los controladores, sino que se limita a recoger las breves palabras de la ministra de economía. Pero a media tarde del viernes, apareció un nuevo BOE Extraordinario, y allí sí se recogía todo el decreto ley, sumando unos párrafos que no existían antes y que publicamos en lainformacion.
¿Por qué dos Boletines Oficiales en tan pocas horas?
En ese último boletín, publicado cuando el conflicto era de nivel volcánico, se hablaba ya de la militarización de los controladores. En concreto decía ese BOE: «2. La entidad pública empresarial Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea deberá facilitar la inmediata aplicación de lo previsto en el artículo 4.4.a) de la Ley 21/2003, de 7 de julio, de Seguridad Aérea, quedando sometidos los controladores de tránsito aéreo de la citada entidad a la dirección del Ministerio de Defensa quien asumirá su organización, planificación, supervisión y control. Ningún trabajador, órgano directivo u organización podrá dificultar o impedir la efectividad de dicha medida. El incumplimiento de dicha obligación será sancionado de conformidad con lo dispuesto en el artículo 4 de la presente Ley, sin perjuicio de las demás responsabilidades civiles o penales a que haya lugar.»
En resumen, si seguimos la información del gobierno, esto fue lo que sucedió. El ministro de Fomento comunica al consejo de ministros en la mañana del viernes 3 de diciembre que los controladores pueden hacer una huelga. El consejo de ministros aprueba un decreto ley que solo afirma que “se aclaran” las horas de trabajo de los controladores. Tercero, estalla la huelga. Cuarto, el consejo aprueba otro decreto ley donde especifica (añadiendo párrafos) cuáles son esas condiciones que tanto molestan a los controladores, y encima les dice que los militariza si se rebelan.
Pero ya el daño estaba hecho.
¿Se podía haber evitado? ¿Habían planeado ya la huelga los controladores? ¿O es que hubo un factor que detonó ese viernes la huelga? ¿Fue ese detonador la breve mención en el consejo de ministros?
Según el blog de los controladores, el Gobierno y AENA sabían con 24 horas de antelación que se podría llegar a esta rebelión de los controladores. Dice así: “[El gobierno y AENA sabían] que si se llegaba a la publicación del RD modificando la actividad/descanso de los ATC, que efectivamente ayer [por el viernes] aprobó el Consejo de Ministros, se podían producir paros, como efectivamente así ha sido. La lógica pregunta del ciudadano es ¿por qué ayer precisamente se procedió entonces a su aprobación, junto a la privatización de AENA?
Una de las pruebas que aportan es, como analizamos en la información, que Zapatero no viajó a la Cumbre Iberoamericana.
En la cuenta de Twitter de los @controladores, el mismo viernes, ya se pusieron en guardia a raíz de unas declaraciones de José Blanco, ministro de Fomento, que el jueves anterior amenazaba a los controladores con no aceptar su chantaje. El ministro dijo: “En estos momentos nos encontramos con que los controladores quieren volver a arrancar privilegios (…) Les anuncio que nadie puede interpretar la ley a su antojo“.
Los controladores convocaron una asamblea para analizar las amenazas del ministro. Esperaban que se produjera algo en el consejo de ministros. Poco después de la 1 de la tarde, cuando Elena Salgado mencionó de puntillas la aprobación de las condiciones de trabajo de los controladores, la asamblea de controladores se convirtió en un volcán.
¿Y si no se hubiera tocado nada en el consejo de ministros sobre los controladores? ¿Era necesario? ¿Se podía negociar esta vez para evitar esta paro salvaje? ¿Fue poco claro el gobierno en su comparecencia de prensa del consejo de ministros y en el primer BOE? ¿Fue es decreto ley la consecuencia o la causa de la huelga?
Lo que está claro es que por muchas culpas que se le achaque al gobierno, los controladores nunca tendrán la opinión pública de su parte, especialmente después de la huelga salvaje.
Pero el gobierno también debería explicar algunos agujeros negros del consejo de ministros, de su información privilegiada y de esa forma de manejar el BOE en relación con los controladores.
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