- El Adelantado
Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea respaldaron ayer en la cumbre celebrada en Bruselas modificar el Tratado de Schengen y facilitar la reintroducción temporal de controles fronterizos dentro del territorio comunitario en caso de flujos masivos de inmigrantes. Los Veintisiete aceptan las exigencias formuladas por Italia y Francia, tras la crisis por la llegada de inmigrantes de Túnez a raíz de la revuelta ciudadana en el país norteafricano.
«Se establecerá un mecanismo de salvaguarda para hacer frente a circunstancias excepcionales que pusieran en peligro el funcionamiento general de la cooperación de Schengen, sin menoscabar el principio de libre circulación de las personas», anunció el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy.
«En última instancia, se autorizará el restablecimiento excepcional de los controles limítrofes internos, en una situación auténticamente grave en la que un Estado miembro ya no estuviera en condiciones de controlar su parte de frontera exterior. Esta medida se tomaría con arreglo a unos criterios objetivos y a una evaluación común», añadió Van Rompuy.
Pese al acuerdo para reintroducir los límites interiores, el presidente permanente del Consejo Europeo aseguró que «todos los jefes de Estado y de Gobierno están comprometidos con el libre movimiento de personas. Es un logro cardinal de la integración europea y un derecho fundamental de los ciudadanos».
Por su parte, el presidente galo, Nicolas Sarkozy, celebró que los principios de esta reforma acordada correspondan a lo que Francia había pedido tras la crisis de los inmigrantes tunecinos. El dirigente explicó que corresponderá a la Comisión examinar si se dan circunstancias que justifiquen la reintroducción de las fronteras, pero dejó claro que la decisión final estará en manos de los Estados miembros. «El análisis es comunitario y la decisión de restablecer los controles en los límites es nacional», mencionó el líder galo. «Si Schengen no se reforma, existe el riesgo de que desaparezca», avisó.
Así, el dirigente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, indicó que el Ejecutivo comunitario presentará sus propuestas legislativas en otoño y precisó que éstas se basarán en un «enfoque europeo para evitar el riesgo de actuaciones unilaterales que dificulten el libre movimiento y socaven el mercado interior».
En ningún caso, el mecanismo excepcional de salvaguarda que ayer se aprobó y que debe desarrollar la Comisión, «podrá ser utilizado para restringir de forma arbitraria esta libertad», explicó el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero. El restablecimiento de controles fronterizos, resaltó, será en todo caso «limitado, aplicable solo a situaciones de movimientos descontrolados de personas».
Además, insistió en que la política de inmigración de la UE es para España algo fundamental en la integración europea que implica el fomento de la cooperación con los países de origen y tránsito y la plena integración de los desplazados en la sociedad. Y expuso que el sistema Schengen hay que «ordenarlo pero sin limitar lo que supone un pilar básico del proyecto europeo que es la libre circulación de personas».
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