... Y después de un año y medio de crisis, los sindicatos mayoritarios organizaron la primera huelga sectorial. El metal, un sector en el que trabajan más de un millón de personas, paró el 28 de octubre en Cantabria, Sevilla, La Rioja, Baleares y Alicante.
Comenta Vicenç Rocosa, secretario de Acción Sindical de la Federación de Industria de CC OO, que la huelga se hizo para demostrar a la CEOE que sigue intacta la capacidad de este sindicato para dar una respuesta “en la calle” al bloqueo de los convenios que la patronal mantiene sin firmar en distintos territorios. CC OO cifra el seguimiento del paro en un 95% en Cantabria y Sevilla, y estima que más de tres cuartas partes de los trabajadores del metal siguieron la huelga en La Rioja, Baleares y Alicante. Antes del día 28 se firmaron acuerdos en Madrid, Cáceres, Burgos y Cádiz, y después de la huelga se han concertado varios convenios, entre ellos el de Pontevedra, cuyo bloqueo dio lugar la primavera pasada a fuertes protestas en los astilleros de Vigo.
Negociar de uno en uno
Tras la aprobación del subsidio de 420 euros a parados que han agotado sus prestaciones, las últimas semanas han dado paso al siguiente punto rojo en la agenda de los sindicatos: la negociación salarial. En este frente, la postura de CC OO y UGT, avalada por el presidente del Gobierno, es firmar un pacto hasta 2012 que contemple subidas salariales del 2%, para, según los sindicatos, devolver poder adquisitivo a los trabajadores y estimular la demanda en un período de deflación.
Por su parte, con el bloqueo de la negociación colectiva, “lo que busca la CEOE es hacer desaparecer todo el mecanismo de negociación colectiva; individualizar las relaciones de trabajo”, opina José Luis Carretero, profesor de Formación y Orientación Laboral. Se estima que hay 135 conflictos abiertos y que la resolución de estos afecta a más de un millón de personas. La industria es el sector más beligerante. Según datos de CC OO, 20 acuerdos están paralizados y en decenas de fábricas no se están aplicando las tablas salariales pactadas en años anteriores. La propuesta de la patronal de que las subidas sean del 1%, e incluso de que se congelen los salarios en numerosas empresas, ha sido el detonante de las protestas, que culminarán el 12 de diciembre en una manifestación convocada por UGT y CC OO con el lema “El trabajo lo primero, por el Diálogo Social’.
Las demostraciones de los sindicatos de concertación ha obligado a mover ficha a la patronal, que el 3 de noviembre envió sus propuestas a los sindicatos. Éstos valoran que la CEOE ha reculado en la paralización de los convenios como medida de presión. Así, el 6 de noviembre, los sindicatos reconocían la proximidad de un acuerdo para la negociación colectiva, el paso previo para recuperar el Diálogo Social.
Como resultado de este acercamiento resurge la posibilidad de implementar una nueva reforma laboral, algo que el secretario general de CC OO, Ignacio Fernández Toxo, ha declarado no descartar. Miguel Perera, secretario de Acción Sindical de CNT, subraya que su organización tiene claro que “en esta lucha aparentemente intestina (entre sindicatos y patronal) lo que se negocian son las medidas que provocarán una nueva reforma y sabemos que éstas siempre van a ser regresivas con la clase trabajadora”.
La reforma que viene
Los altos índices de desempleo son la clave de esta futura reforma, demandada por entidades como el Banco Central Europeo y el Banco de España y que el vicepresidente tercero Manuel Chaves, ve “necesaria”.
En julio, cuando se rompió el Diálogo Social, la CEOE advirtió que “si las empresas no tienen un entorno adecuado no se creará empleo”, algo que se interpretó en su momento como un chantaje de la patronal respaldado por la oposición parlamentaria. Sin embargo, la débil posición del presidente de la CEOE, con denuncias de impagos en sus empresas y los problemas internos del Partido Popular, sumados a demostraciones como las del metal, han vuelto a equilibrar las fuerzas y permitió este primer paso hacia la recuperación del Diálogo Social.
Pero más allá de esto, las fuentes consultadas por este periódico coinciden en que la situación económica ha desconcertado a todos los actores que pintan algo en la búsqueda de la “paz social”. José Luis Carretero percibe que ni Gobierno ni sindicatos ni patronal saben hacia dónde tirar. “La apuesta de rebajar los salarios no tiene fin, pero esto es contradictorio con el discurso del cambio de modelo, con la investigación y el desarrollo, que es una apuesta que implicaría unos cuantos años de ajustes y salarios acordes con la tecnificación de los trabajadores”, apunta Carretero.
Para el anarcosindicalista Miguel Perera, la negociación colectiva, que ha sido capitalizada por los sindicatos mayoritarios, ha dejado poco margen para mejorar unas relaciones laborales que durante años han servido a los intereses de la patronal. Según Perera, la reforma se va a aprobar, bien como tal, o bien como “decretazo”, y contemplará el abaratamiento del despido libre –cuyas indemnizaciones pueden reducirse de los 45 días actuales a sólo 20– y, comentan desde la CNT, va a aumentar el poder de las ETT en los servicios de búsqueda de empleo. El economista y doctor en sociología Daniel Albarracín entiende que la resistencia no debe centrarse sólo en la defensa de los salarios o de los bonus de producción, o de que la negociación colectiva mantenga y mejore las condiciones laborales, “sino en cuestionar las relaciones de poder y la propia relación salarial que está en el centro de las injusticias y desórdenes globales”.
LA TRAMPA DEL “CONTRATO DE CRISIS” PROPUESTO POR LA CEOE
En su intervención en el programa Tengo una pregunta para usted, Gerardo Díaz Ferrán volvió a insistir en la necesidad de realizar una reforma laboral. Reforma que, según el presidente de CEOE, no consiste en abaratar el despido, sino en introducir un nuevo “contrato de crisis”, con una indemnización por despido improcedente de 20 días de sueldo por año trabajado. En la actualidad, la indemnización mínima vigente se encuentra en 45 días de sueldo por año trabajado. La reforma permitiría, según CEOE, convertir en fijos los contratos temporales, con una indemnización menor, y mantener la indemnización actual para los contratos vigentes. A día de hoy, tanto los contratos individuales como los convenios colectivos (contratos marco que sirven de referencia para los individuales dentro de un determinado sector o categoría laboral), se encuentran regulados por el Estatuto de los Trabajadores, que fija una serie de condiciones mínimas que contratos y convenios deben cumplir. Dicho de otra forma, un contrato o convenio debe igualar o mejorar, pero nunca empeorar, las condiciones que establece el Estatuto de los Trabajadores. En el caso del despido improcedente, la indemnización no puede ser menor de 45 días, pero si el empresario quiere fijar una indemnización más alta, lo puede hacer, aunque no es común.
La trampa del contrato propuesto por CEOE radica en que, su introducción implica la reforma del Estatuto de los Trabajadores, y fijaría la indemnización mínima en 20 días, en lugar de los 45 actuales. Dicho de otro modo, ya que los contratos y convenios deben “igualar o mejorar” el Estatuto, desde el momento en que la reforma entrase en vigor, todos los contratos que se firmasen y todos los convenios colectivos que se renegociasen a partir de ese momento, pasarían a indemnizarse basándose en el nuevo tope mínimo de 20 días, en lugar de los 45 actuales. El nuevo “contrato de crisis” se aplicaría también a aquellas personas que, teniendo un contrato fijo con indemnización de 45 días, decidiesen cambiar de trabajo, aunque este cambio no guardase relación con la “crisis”.
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