La presencia de alumnado extranjero en las aulas asturianas es una realidad y la Consejería de Educación se afana porque esa diversidad conviva en las mejores condiciones. Fruto de ese trabajo nace la Circular sobre atención educativa al alumnado con incorporación tardía al sistema educativo español que el Gobierno del Principado acaba de remitir a todos los centros de Primaria y Secundaria, públicos y concertados, y que sustituye a los tres epígrafes genéricos que hasta ahora daban unas instrucciones someras dentro del documento global que se publica cada verano. Entre las principales novedades está la idea de organizar agrupamientos heterogéneos para fomentar el éxito escolar, la potenciación de las tutorías de acogida y la posibilidad de que cada centro monte aulas de acogida siempre que tenga cinco o más alumnos en esas condiciones, es decir, estudiantes extranjeros, llegados como máximo en los tres últimos cursos, con dificultades con el idioma y retraso en el aprendizaje del currículo. Hasta ahora se podría retrasar a un alumno que presentase un desfase de dos años entre conocimientos y edad. A partir de ahora, será suficiente con uno.
Los objetivos que persigue el Principado quedan de manifiesto en la introducción de esta elaborada circular. Pretende promover la «educación intercultural, favorecer el respeto, la comunicación y la comprensión mutua entre todo el alumnado, independientemente de su origen cultural, lingüístico, étnico y religioso». Dentro del apartado formativo, intenta garantizar la continuidad del proceso educativo del alumno y atender sus necesidades. Establece, para lograrlo, medidas de atención a la diversidad que le aseguren la igualdad de oportunidades con respecto al resto de compañeros escolarizados. La prioridad es siempre el apoyo dentro del aula para conseguir la máxima integración. Este documento recuerda a los centros que el apoyo fuera de clase será considerado una medida excepcional y que tendrá que ser autorizada por la Inspección.
La escolarización
Con carácter general, el alumnado de incorporación tardía al sistema se matriculará en el curso que le corresponde por edad y será sometido a una evaluación inicial. En función del resultado, los equipos podrán proponer medidas de flexibilización. Sin embargo, los estudiantes de Primaria que en esa evaluación inicial muestren un desfase entre su edad y sus competencias de más de un año podrán ser retrasados un curso. Lo mismo sucederá con los de Secundaria. Excepcionalmente, incluso se podrá bajar a Primaria a aquellos que les corresponda primero de Secundaria. Las medidas de apoyo para todos ellos las establecerá un equipo integrado por los docentes, los tutores y por el servicio de orientación. En casos excepcionalmente graves, como niños que podrían no haber estado escolarizados nunca o de forma intermitente en sus países de origen y que presenten retrasos muy grandes, se puede aprobar hasta una adaptación temporal del currículo que siguen el resto de sus compañeros.
Uno de los pilares de este plan son las tutorías de acogida, figura que se creará en todos los centros con cinco o más alumnos en estas circunstancias. Ese docente podrá dedicar hasta tres horas lectivas a organizar las tareas específicas del puesto. Si tiene cinco alumnos, impartirá una hora semanal. Entre cinco y diez, se amplía a dos horas semanales. A partir de diez, tendrían que ser tres horas semanales. Entre sus funciones destaca la coordinación con todos los departamentos y las familias, intervenir en la enseñanza de castellano como segunda lengua o fomentar la educación intercultural.
Los colegios o institutos con cinco o más alumnos de reciente incorporación también tendrán aulas de acogida. En función de los perfiles de los alumnos, el tiempo de dedicación oscila entre diez horas semanales y catorce y las tareas varían entre el aprendizaje del castellano o la ayuda con los contenidos de las asignaturas o un refuerzo previo en matemáticas, ciencias sociales o lengua. Eso supone que pasarán ese número de horas fuera de su aula y el resto del tiempo asistirá a su grupo de regencia con sus compañeros.
El programa de inmersión lingüística que también forma parte de esta red de acogida, consiste en unas aulas intensivas, que son un apoyo externo para todos los centros que no dispongan de recursos propios para la atención de ese alumnado extranjero que se acaba de incorporar al sistema asturiano y que tienen graves carencias con el idioma. En Primaria estas clases las impartirá profesorado itinerante en el propio colegio del estudiante. Tendrán 10 horas semanales. En Secundaria se extiende a 20 horas semanales, de las que parten serán en una de las aulas de cinco aulas de referencia habilitadas en Asturias y el resto en su instituto, dentro de las clases de su propio grupo. Esas aulas intensivas estarán, el próximo curso, en el Alfonso II y el IES Pando, de Oviedo; en el Calderón de la Barca, de Gijón; el IES La Magdalena, de Avilés; y el Cuenca del Nalón, de La Felguera.
La consejería establece un seguimiento mensual del proceso de aprendizaje, para ajustar la modalidad de atención que más se ajuste a sus necesidades. Obliga a tener, como mínimo, una reunión al mes. Trimestralmente, se entregarán a la familia informes, con la evolución, si se están cumpliendo los objetivos y las medidas de trabajo en casa que son necesarias.
- lavozdeasturias
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