Me encuentro en el centro social “Ca revolta” (nombre valenciano que significa casa de la revolución), cuyo bar es muy concurrido por todos aquellos valencianos que ven en ese sitio una alternativa distinta a los “pubs” comerciales, en los cuales, tanto las bebidas, como la decoración son estereotipadas, muy globalizadas, y nada más, fuera de tomar y hablar de banalidades, se puede hacer.
Llegué allí después de deambular por las calles del Centro Histórico de Valencia, habiéndome hallado a muchas mujeres indigentes de apariencia eslava, así como a varios africanos, igualmente pidiendo limosna, balbuceando todos alguna palabra castellana. Incluso, “chavos banda” valencianos se acercan a turistas de apariencia latina, como yo, con un “güey, dame una moneda”, popular léxico supongo que adquirido alguna vez en intercambio lingüístico con algún mexicano. [Argenpress]
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