Protesta inmigrante

ADN.es
Los extranjeros simplemente desaparecen. Sus familias no reciben ninguna comunicación oficial sobre su estado. Sólo cuando van a denunciar la desaparición a comisaría les informan de su paradero. "Está cerca y está bien", le dijeron en comisaría a la familia de Darwin Soto, dominicano de 31 años, tras 36 horas sin saber nada de él. Estaba en el Centro de Internamiento de Extranjeros de Aluche (Madrid), tras ser detenido yendo al trabajo.

Darwin es uno de los internos que hace dos días inició una huelga de hambre por su detención y las condiciones en que vive en el CIE. La protesta se suma a la que iniciaron hace una semana una treintena de magrebíes en el CIE de Barcelona, en este caso, por escasez de mantas y agua caliente. Desde la Jefatura Superior de Policía de Madrid negaron ayer que hubiera una huelga en Aluche. "Se trata de casos puntuales que se repiten periódicamente porque, lógicamente, no quieren ser expulsados", señaló una portavoz.

Condiciones de vida


"Aquí cada día es igual que el anterior", señala Darwin desde la única cabina de teléfono operativa en Aluche. No hay actividades con las que llenar el tiempo. Se levanta a las 7.00, desayuna y va al "pabellón". Allí, una televisión y una máquina de café y refrescos cubren el tiempo hasta la comida y la cena, a las 20.00 Darwin comparte celda con otros ocho extranjeros. Los dos retretes de su planta los usa con otros 75 inmigrantes indocumentados.

Sin embargo, muchos de ellos fueron detenidos en plenos trámites para conseguir sus permisos de residencia y dejan fuera, esposas, madres e hijos españoles. "Llevo en España 16 años, fui a renovar los papeles y me sacaron de un restaurante, para detenerme. Mi hijo, español de 16 años, estaba delante", relata Junior Ansueta. Antes de pasar el teléfono a otro interno, Junior dice que hay detenidos con el resguardo del trámite de papeles.

Así, a pesar de que los recursos pueden tardar más en resolverse que en ejecutarse la expulsión, como máximo en 60 días, todos los internos son expulsados mediante orden judicial. Además, existe la figura del Juez de Control Jurisdiccional al que los internos deben remitir sus quejas en el CIE.

EL APUNTE

Esperas de tres horas en la calle


Entrar al CIE es complicado para los familiares. Las visitas, de 15 minutos, comienzan a las 15.00, pero la lista se empieza a elaborara las 13.00. Los familiares tienen que entrar en grupos de 10 que ellos mismos organizan. "Estuve cuatro horas esperando para entrar. Los únicos baños son unos urinarios móviles en un descampado al lado del CIE, en un estado asqueroso", señala Azucena, novia de Darwin, y que lleva útiles de aseo para su pareja. "Lo que les dan es insuficiente", señaló el Defensor del Pueblo el año pasado en un informe sobre los CIE, en el que se recogían las carencias médicas, de espacio e higiene.



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