La casta política decía que llegaban para pagarnos las pensiones, pero resulta que somos nosotros quienes tenemos que solucionarles la vida. Un ejemplo: miles de inmigrantes, más de 2.000 sólo en Huelva y en torno a 6.000 en Almería, que se han quedado sin trabajo en las campañas agrícolas este año por la afluencia de trabajadores españoles, habitan infraviviendas en los campos andaluces. Muchos extranjeros viven en chabolas, mientras lo que antaño fueron asentamientos temporales se consolidan como campamentos estables.
Esta es la situación en Huelva, donde Cáritas y COAG coinciden en que son más de 2.000 las personas que han acudido a la fresa y no han sido contratadas, entre otros factores, porque la mano de obra española se ha incrementado “al menos en un diez por ciento” respecto a años anteriores.
Así lo ha explicado en declaraciones a Europa Press el responsable de Inmigración de COAG en Andalucía, Eduardo Domínguez, quien destaca que este año se ha registrado “muchísima más demanda” de trabajo en la fresa. “Los de Rumanía seguirán siendo los más numerosos, porque se vienen por su cuenta, engañados desde allí”, apunta, para explicar que “cualquier listillo” les ofrece un autobús y un contrato de trabajo con el membrete (falsificado) de una empresa agrícola española a cambio de “150 ó 200 euros” y les traslada hasta España por carretera.
“Llegan a Huelva, paran el autobús en cualquier esquina y les dicen que se bajen y esperen porque en seguida llega el empresario o el agricultor. Pero nadie aparece a buscarles”, explica el representante de la Coordinadora Agrícola, para incidir en que “éstos son los que luego no tienen donde dormir porque no les ha contratado ninguna empresa y tienen que hacerse una chabola”. “Vienen familias enteras”, ha añadido.
El responsable de Inclusión Social en Cáritas Huelva, Javier Rodríguez, apunta que los inmigrantes que se desplazan a las campañas, especialmente quienes están en situación irregular, acaban en estos campamentos por falta de infraestructuras sociales, y denuncia que “la única política es levantar los asentamientos” con intervenciones policiales, lo que ha provocado que las chabolas se diseminen “y ahora se encuentren en muchos pueblos de la provincia”.
Sin embargo, los recién llegados no son los únicos. “Hemos visto un repunte en los asentamientos y nos hemos encontrado con que muchas personas que habían dejado de acudir a la campaña agrícola porque estaba ya en la industria o en la construcción, con su vida más o menos encaminada, ha vuelto a venir”, señala Rodríguez, para apuntar que ahora en los campamentos residen también extranjeros en situación regular que se han quedado sin techo con la crisis.
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