La Verdad -
Buena parte de esos 40.000 chinos que vivirían de manera ilegal en España (y que son carne de cañón para talleres clandestinos) llegan a nuestro país por intermediación de mafias especializadas en el traslado de trabajadores asiáticos.
Los ilegales abandonan China a través de la amplia y difusa frontera con Rusia. Una vez allí, realizan un complicado viaje que les hace pasar por Ucrania hasta llegar a Eslovaquia, donde burlan los controles establecidos por la Unión Europea y penetran por Polonia hasta llegar a su destino en España. El pasaje cuesta unos 10.000 euros.
Los inmigrantes ilegales se comprometen a entregar su sueldo a los intermediarios. Algunas fuentes estiman que destinan entre uno y dos años de trabajo a saldar su deuda y solo reciben a cambio comida y un techo bajo el que dormir junto a otros compatriotas en idéntica situación.
Una vez devuelto el préstamo, los chinos ilegales quedan 'en libertad' y pueden emplearse a su antojo. Eso sí, les quedará todavía por superar el difícil reto de hacerse con los permisos de trabajo y de residencia. Los inmigrantes ilegales chinos provienen ahora de zonas interiores del país, mucho menos desarrolladas que las costeras, rebosantes hoy de industrias.
Ler:
Primer documento del Grupo de trabajo “Auditoria Deuda de España”.
Buena parte de esos 40.000 chinos que vivirían de manera ilegal en España (y que son carne de cañón para talleres clandestinos) llegan a nuestro país por intermediación de mafias especializadas en el traslado de trabajadores asiáticos.
Los ilegales abandonan China a través de la amplia y difusa frontera con Rusia. Una vez allí, realizan un complicado viaje que les hace pasar por Ucrania hasta llegar a Eslovaquia, donde burlan los controles establecidos por la Unión Europea y penetran por Polonia hasta llegar a su destino en España. El pasaje cuesta unos 10.000 euros.
Los inmigrantes ilegales se comprometen a entregar su sueldo a los intermediarios. Algunas fuentes estiman que destinan entre uno y dos años de trabajo a saldar su deuda y solo reciben a cambio comida y un techo bajo el que dormir junto a otros compatriotas en idéntica situación.
Una vez devuelto el préstamo, los chinos ilegales quedan 'en libertad' y pueden emplearse a su antojo. Eso sí, les quedará todavía por superar el difícil reto de hacerse con los permisos de trabajo y de residencia. Los inmigrantes ilegales chinos provienen ahora de zonas interiores del país, mucho menos desarrolladas que las costeras, rebosantes hoy de industrias.
Ler:
Primer documento del Grupo de trabajo “Auditoria Deuda de España”.
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