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A poco más de un mes de las elecciones generales, el PP consolida y hasta amplía su mayoría absoluta. Mariano Rajoy tiene cada vez más cerca una amplia victoria electoral y la posibilidad de gobernar en solitario y hasta consigue superar en valoración a su oponente. El efecto Rubalcaba ya es negativo.
Según la encuesta de Metroscopia para EL PAÍS, realizada justo después de la conferencia política del PSOE, la diferencia en favor de los populares es ya de 15,8 puntos, es decir, 1,7 puntos más que hace solo un mes. José Luis Rodríguez Zapatero utilizó en julio la metáfora del sprint para instar a su partido y a Alfredo Pérez Rubalcaba a la remontada, pero, en la práctica, la precampaña se está convirtiendo en una carrera de obstáculos y cuesta arriba para el candidato del PSOE.
Los socialistas tenían opción de apoyarse en la marca o en el tirón del candidato. Su problema es que, finalmente, ninguno de los dos factores les está funcionando. La marca porque está muy gastada y lastrada, y el candidato porque, siempre según la encuesta, no es suficiente para remontar y hasta empeora progresivamente su valoración. Por eso no le ha servido de nada la proyección de la conferencia política, las propuestas que han ido desgranando en las últimas semanas, ni tampoco la estrategia basada en la denuncia de los recortes que el PP hace en las comunidades.
El colapso acelerado y sin final de los socialistas tiene dos beneficiarios claros y obvios: Izquierda Unida y UPyD. La federación que lidera Cayo Lara cumple la serie histórica según la cual actúa siempre como vaso comunicante con el PSOE, es decir, refuerza su posición cuando los socialistas bajan, como principal contenedor electoral del malestar de la izquierda. En esta ocasión, puede duplicar su resultado del 3,8% al 7,6%.
La otra opción que tenía el PSOE es la de engancharse en el tirón de su candidato, pero por segundo mes consecutivo Rubalcaba asume los valores negativos que lastran a su partido. Hace solo un mes, Rubalcaba aventajaba a Rajoy en todas las cualidades y ahora solo en dos: conocimiento de los problemas del país y en preocuparse más por los ciudadanos. El esprínter da muestras de desfondamiento, sin haber iniciado la recta final. Y, lo que es peor para el socialista, el líder del PP afianza su ventaja entre quienes le ven mejor preparado para afrontar la crisis, manejar mejor las exigencias de los mercados, dar seguridad y dar confianza. Es decir, hacer frente a lo que los ciudadanos siguen considerando como el principal problema y sobre el que no deja de crecer su pesimismo. Incluso parece no calar la tesis de que el PP no tiene programa, porque gana también a Rubalcaba en ideas y propuestas.
A poco más de un mes de las elecciones generales, el PP consolida y hasta amplía su mayoría absoluta. Mariano Rajoy tiene cada vez más cerca una amplia victoria electoral y la posibilidad de gobernar en solitario y hasta consigue superar en valoración a su oponente. El efecto Rubalcaba ya es negativo.
Según la encuesta de Metroscopia para EL PAÍS, realizada justo después de la conferencia política del PSOE, la diferencia en favor de los populares es ya de 15,8 puntos, es decir, 1,7 puntos más que hace solo un mes. José Luis Rodríguez Zapatero utilizó en julio la metáfora del sprint para instar a su partido y a Alfredo Pérez Rubalcaba a la remontada, pero, en la práctica, la precampaña se está convirtiendo en una carrera de obstáculos y cuesta arriba para el candidato del PSOE.
Los socialistas tenían opción de apoyarse en la marca o en el tirón del candidato. Su problema es que, finalmente, ninguno de los dos factores les está funcionando. La marca porque está muy gastada y lastrada, y el candidato porque, siempre según la encuesta, no es suficiente para remontar y hasta empeora progresivamente su valoración. Por eso no le ha servido de nada la proyección de la conferencia política, las propuestas que han ido desgranando en las últimas semanas, ni tampoco la estrategia basada en la denuncia de los recortes que el PP hace en las comunidades.
Los populares amplían su ventaja a 15,8 puntos y hasta 190 escañosSegún la proyección de Metroscopia, el PP está en condiciones de lograr entre 185 y 190 escaños, con un 45,5% de los votos. El PSOE quedaría con entre 115 y 120, es decir, por debajo del suelo de Joaquín Almunia en 2000 (125). La marca PSOE está en su peor momento y ha perdido un punto en el último mes, precisamente en el momento en el que empezaban a apretar el acelerador para la precampaña electoral. No es campaña de propuestas, porque Rajoy sube sin ellas, sino de sentimientos, emociones y percepciones identitarias. Al PP le funciona la movilización frente al PSOE y los socialistas no logran arrancar con el sentimiento de rechazo al triunfo de Rajoy. De hecho, un 87% de los ciudadanos da por segura la victoria del PP y la mayoría absoluta parece haber dejado de ser un concepto negativo, porque un 42% asegura que en estos momentos es mejor que quien gane pueda gobernar en solitario. Las crisis son malos tiempos para las “geometrías variables” y para la estrategia del miedo a las mayorías. La fidelidad de los votantes del PSOE está bajo mínimos en el 43%, con la única buena noticia de que un 24% se mantiene indeciso y el porcentaje de los que se han decantado por otras opciones se mantiene casi estable en el 28%. A esa bolsa de votantes socialistas indecisos es a la que apela el PSOE con el refuerzo del mensaje de la izquierda y del miedo al PP.
El colapso acelerado y sin final de los socialistas tiene dos beneficiarios claros y obvios: Izquierda Unida y UPyD. La federación que lidera Cayo Lara cumple la serie histórica según la cual actúa siempre como vaso comunicante con el PSOE, es decir, refuerza su posición cuando los socialistas bajan, como principal contenedor electoral del malestar de la izquierda. En esta ocasión, puede duplicar su resultado del 3,8% al 7,6%.
El 42% prefiere que el que gane pueda gobernar en solitarioEn ese trasvase de votos se cuela también UPyD con opciones de casi cuadruplicar su resultado de 2008 y pasar de 1,2% a 4,5%. UPyD es considerada por los expertos como una opción refugio, entendiendo como tal al partido que sirve para recoger votos de electores socialistas para los que pasar a votar al PP supone un salto excesivo. En ambos casos, que ese porcentaje se traduzca en escaños para IU y UPyD dependerá de la distribución territorial de los votos, porque debe superar el 3% en cada circunscripción y, además, que el reparto de diputados le favorezca. El que se conoce como “el partido de Rosa Díez” tiene a favor que, precisamente, su cabeza de lista es la valorada de los políticos que se presentan. Aunque ninguno de ellos, incluida Díez, apruebe. La encuesta pregunta, por primera vez, sobre las opciones de Equo, la formación ecologista y, según la encuesta, su enorme problema es que su líder, Juan López de Uralde, apenas es conocido por el 14% de los ciudadanos.
La otra opción que tenía el PSOE es la de engancharse en el tirón de su candidato, pero por segundo mes consecutivo Rubalcaba asume los valores negativos que lastran a su partido. Hace solo un mes, Rubalcaba aventajaba a Rajoy en todas las cualidades y ahora solo en dos: conocimiento de los problemas del país y en preocuparse más por los ciudadanos. El esprínter da muestras de desfondamiento, sin haber iniciado la recta final. Y, lo que es peor para el socialista, el líder del PP afianza su ventaja entre quienes le ven mejor preparado para afrontar la crisis, manejar mejor las exigencias de los mercados, dar seguridad y dar confianza. Es decir, hacer frente a lo que los ciudadanos siguen considerando como el principal problema y sobre el que no deja de crecer su pesimismo. Incluso parece no calar la tesis de que el PP no tiene programa, porque gana también a Rubalcaba en ideas y propuestas.
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