- En un periódico nacional he leído un artículo reciente titulado 'Es hora de contratar', del cual es autor el catedrático de Derecho del Trabajo y vicepresidente del Foro de la Sociedad Civil, Juan Antonio Sagardoy Bengoechea. Sagardoy ha sido jefe de relaciones laborales de una empresa española de ámbito internacional en la cual he trabajado yo hasta mi jubilación, lo que me dio pie para tratarlo habida cuenta que mi parcela laboral dependía de su alto cargo. Este catedrático de Derecho del Trabajo dejó en su día la empresa privada y fue el padre del Estatuto de los Trabajadores que entró en vigor durante el gobierno de Adolfo Suárez. En su artículo, entrando en análisis del Real Decreto Ley 3/2012 de Reforma Laboral, que considera en principio positivo, nos dice 'que si ahora no se aprovechan las facilidades de contratar, sino las de despedir, sería un fiasco enorme'.
Mariano Rajoy ganó las elecciones el 20 de noviembre de 2012. Han transcurrido casi tres meses y en tan corto periodo de tiempo no se pueden hacer milagros y con tono prudente ha manifestado que lo de arreglar el problema del desempleo llevará, sin concretar fechas, mucho tiempo. No obstante, hasta ahora, el tiempo se ha invertido en sacar la escoba y barrer la casa. La labor se ha centrado en medidas de austeridad y más austeridad. Las comunidades autónomas -aunque no todas- se han ocupado en rebajar los sueldos de los funcionarios. En el sector privado, ERE por aquí (expediente regulación empleo) y ERE por allá.
En medio de todo esto, ¿han leído o escuchado declaraciones de la cúpula gubernamental aportando ideas, formas, soluciones para crear empleo a todo se centra en la reforma laboral como si eta fuera la panacea? Mientras tanto, los próceres, los que voluntariamente han aceptado la profesión de ser políticos que son multitud, por los sueldos amorosos que perciben por defender la Patria, ¿han sacado algo de la cabeza, de eso que se llama discurrir?
Gobierno, comunidades autónomas, ayuntamientos y diputaciones. He ahí una enorme cantidad de políticos cobrando sueldos estupendos, no ejemplarizantes precisamente en una España con una voluminosa cifra de desempleados. El padre de familia, el angustiado hombre que está en el paro, deprimido, está falto de ilusión esperando salir del pozo en el que se halla hundido. ¿Quién o quiénes le echarán una mano? De no ser así, todo son discursos, todo es bla, bla, bla que se pierden en el vacío.
Fuente: LR
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