Mientras que los latinos dicen "adiós" a España, los asiáticos le dicen "hola"

La crisis ha cambiado la foto fija de los inmigrantes en las grandes ciudades españolas, como es el caso de Alicante, entre otras. Ante las fuertes dificultades económicas, los latinoamericanos que han podido, han empacado sus pertenencias y se han vuelto a sus países de origen. Pero, otros países, tales como Argelia, Marruecos y China emergen como emisores de mano de obra.
La llegada de inmigrantes de países del Magreb- Marruecos, Túnez, Argelia y en tiempos modernos Mauritania, Sáhara Occidental y Libia- está relacionada con las intensas relaciones comerciales con España. Muchos de ellos llegan para comprar viviendas.
De acuerdo a los últimos datos disponibles, que corresponden a 2012, en Alicante hay 50.419 extranjeros, o sea el 15% de la población de la ciudad. Respecto a los 48,790 que había en 2008 – 14.6%- el número de residentes extranjeros ha crecido ligeramente, fundamentalmente gracias a los europeos, que en 2008 sumaban 17.574 personas y en 2012 ascendían a 20.883, según los datos analizados por Carlos Gómez Gil, sociólogo y profesor de la Universidad de Alicante. En cambio, los extranjeros provenientes del continente americano eran 20.490 en 2008, mientras que en 2012 descendieron a 16,134.
Al analizar la evolución de algunas nacionalidades significativas en Alicante, se puede ver cómo desde que inició la crisis las comunidades latinoamericanas, que fueron primordiales en el crecimiento de la población extranjera, están “registrando procesos de retorno muy profundos”asegura Gómez Gil, quien cita como ejemplos la disminución en un 33.7% del número de residentes argentinos, a quienes siguen los ecuatorianos, quienes descendieron un 33.4%; y que continúa con los bolivianos, con un descenso del 26.6% y por último los uruguayos, con un 24.3%.
Uno de cada tres argentinos y ecuatorianos residentes en Alicante, se ha regresado a su respectiva patria desde el inicio de la crisis. Uno de cada cuatro bolivianos y uruguayos han hecho igual. También se aprecian retrocesos apreciables en otras comunidades, como la colombiana con un 20%, la peruana un 15.3% y la chilena con un 9.8%.
Por el contrario, la inmigración argelina, marroquí y sobre todo la paquistaní y china han registrado aumentos muy considerables. En el caso de los marroquíes el crecimiento es del 15.2%; los argelinos registraron un 35.4%; los chinos un 54.2%. Mientras que los paquistaníes crecieron un sorprendente 115%.
El experto sugiere que el aumento de los inmigrantes procedentes de Argelia y Marruecos está relacionado con “la proximidad geográfica y las vinculaciones históricas y de negocios”. Además, el descenso de los precios de los inmuebles en Alicante, está provocando un aumento del número de argelinos, principalmente, quienes adquieren una segunda residencia.
En síntesis, mientras que las comunidades de inmigrantes latinoamericanas están protagonizando “retornos espontáneos de una gran profundidad, que sin duda se mantendrán en el futuro mientras no se viva una recuperación económica, las comunidades magrebíes originarias de Marruecos y Argelia siguen emigrando”.
La inmigración asiática es la que más ha crecido desde 2008.
El caso de China es distinto, ya que está relacionado, según Gómez Gil, con una comunidad muy emprendedora que trae a sus ciudadanos a empleos precisos dirigidos por otros compatriotas. Y más especial aún es el caso de Pakistán, ya que el aumento de estos ciudadanos tiene que ver con “redes migratorias clandestinas y procesos de reagrupamiento étnico de estos ciudadanos”, concluye el experto.
Para el sociólogo Carlos Gómez Gil este cambio de tendencias migratorias revela que dos son los problemas particulares que están afectando de manera singular a la población inmigrante en Alicante. El primero de ellos es la caída del empleo, que afecta en tiempos de crisis a todos, pero a los inmigrantes de manera muy particular. “Ellos se exponen más al paro masivo, a un aumento de la economía sumergida, de los abusos y la explotación de los inmigrantes”, destaca. Y el segundo problema es la vivienda, dado que los desahucios que promueven los bancos afectan de manera muy particular a los inmigrantes, quienes además se concentran en barrios y edificios degradados, con un gran número de viviendas cerradas que no pagan los gastos de comunidad, lo que lleva a un deterioro muy acelerado en las condiciones de habitabilidad.
Todos estos factores, junto a “la disminución y supresión de los programas de intervención social en los barrios con mayor presencia de inmigrantes, está empezando a plantear situaciones enormemente preocupantes sobre las que se debería actuar para evitar que el deterioro urbano y social genere situaciones explosivas e incontrolables”, concluye Gómez Gil, que recuerda incidentes registrados en los últimos tiempos en los barrios de Colonia Requena, Juan XXIII y Mil Viviendas.
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