5.240 asturianos se mudaron al extranjero el año pasado, el mayor éxodo desde la crisis
El éxodo se acelera. El año pasado 5.240 asturianos mudaron su residencia al extranjero, el mayor desalojo desde que estalló la crisis. Otros 8.218 asturianos optaron por continuar sus estudios, buscar trabajo o jubilarse en una comunidad autónoma diferente. Por ambos lados el padrón sufrió 13.450 bajas; demasiadas para que los inmigrantes y los españoles llegados de otras partes del país pudieran compensarlas con sus 10.728 altas.
Los datos los ofreció ayer el Instituto Nacional de Estadística (INE), que sigue sin encontrar una sola alegría en la demografía asturiana. La semana pasada anunció que el Principado tuvo en 2013 el discutible honor de convertirse en la comunidad con menos partos por cada 1.000 habitantes. También fue la región con la mayor tasa de fallecidos.
Que las defunciones dupliquen a los partos y la emigración ande al alza convierten al asturiano en una especie «el peligro de extinción», como decretó el sociólogo Jacobo Blanco. Por de pronto la última cifra provisional del INE habla de 1.058.976 residentes a principios de año, lo que supone 8.826 bajas respecto a 2013, provocadas todas ellas por el saldo vegetativo y el migratorio. El declive del pasado ejercicio lo protagoniza Gijón, que perdió casi 2.500 vecinos en un solo ejercicio, muy lejos de los 884 que restó Oviedo, la segunda.
El fenómeno, visto con perspectiva, tiene dos extremos. Los datos de emigraciones sugieren que desde el año 2008 unos 20.780 asturianos salieron al extranjero y 40.721 más lo hicieron a otras comunidades. En total supondrían la pérdida de 61.501 efectivos en seis años, población bastante para constituir el tercer concejo de la región, entre Avilés (83.000 habitantes) y Siero (en los 52.000).
En el lado opuesto están las incorporaciones. En el mismo periodo han encontrado su vivienda en Asturias 30.887 extranjeros y 40.721 españoles de otras comunidades. Las aportaciones superan a las pérdidas, pero lo hacen sobre todo gracias a la inmigración que aún llegaba en los ejercicios de 2008 y 2009. La región está perdiendo atractivo a marchas forzadas entre los extranjeros (la inmigración cayó un 13,6% en 2013) y los asturianos por contra parecen depositar cada vez más sus expectativas fuera del país (con un 35,1% más de emigrantes el pasado año).
El valor más notable de los números de migraciones del INE está precisamente en la tendencia. Según reconoce el organismo, el flujo de personas que abandonan o se incorporan a una ciudad «entraña la mayor dificultad en la medición estadística» y, por ahora, se basa en las bajas de extranjeros que los ayuntamientos ejecutan «de oficio» en sus padrones. «La observación de variaciones en el padrón pudiera ser insuficiente para la medición de los flujos», matizan los especialistas, sobre un tipo de trabajo que confían en depurar en los próximos años.
América y Europa, a la par
Aún con esas cautelas, los estudios señalan que Asturias pierde en la emigración justo lo que más necesita: el 45% de quienes abandonan la región tienen entre 20 y 35 años. Los emigrantes prueban suerte sobre todo en otros países europeos (2.071 emigrantes) y tienen a centro y Sudamérica como cercana segunda opción (2.057). Del lado de la inmigración, el 23% de quienes llegaron en 2013 son europeos, el 22,3% sudamericanos y hubo un 15% de Centroamérica.
Fuente: elcomercioFuente: elcomercio
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