La periferia de Madrid, sobre todo la zona del sur, se ha convertido en los últimos días en un lugar peligroso para las personas de rasgos y acento latinoamericanos, ya sean mexicanos, ecuatorianos, dominicanos o colombianos. Grupos de extrema derecha y vecinos indignados por la situación de violencia de sus barrios se han reunido en torno a la "caza al sudaca", bajo el argumento de que las llamadas bandas juveniles Latin Kings y Ñetas, entre otras siembran el pánico donde están.
El origen de este nuevo brote xenófobo en España sólo comparable al que ocurrió en el pueblo almeriense de El Ejido, en 2001, cuando una multitud acosó y golpeó a decenas de ciudadanos magrebíes fue una simple pelea en la localidad de Alcorcón.
El jueves 17 de enero, una joven mexicana discutió hasta llegar a los golpes con una vecina de su barrio, una chica española. Esa pelea derivó en otra más, en esta ocasión entre sus respectivos novios, un dominicano y un boliviano.
El segundo encontronazo provocó un enfrentamiento multitudinario entre su-puestas bandas organizadas; en la reyerta fue apuñalado un joven español ajeno a la disputa.
Ante esto, cientos de vecinos salieron a las calles de Alcorcón para expresar su indignación de la peor manera: acosando y agrediendo a dominicanos, ecuatorianos, colombianos y a todos aquellos que tuvieron rasgos latinoamericanos.
A pesar del dispositivo policial mantenido desde entonces, con decenas de agentes antidisturbios en la zona, en los días más "calientes" de la crisis la mayoría de los migrantes latinoamericanos tenían miedo de salir de sus casas o de acudir al trabajo, ya que eran objeto de insultos y agresiones.
A pesar de que en los últimos días la situación se encuentra controlada por la policía, este sábado se teme a nuevas acciones violentas, en esta ocasión por grupos de extrema derecha de la capital del país, que se han convocado en la localidad para sembrar el pánico en la población latinoamericana. Los mensajes interceptados en Internet y en la red telefónica son alarmantes: "Toda la furia española caerá sobre ellos. Unete y se irán antes", firmado por Falange Española y España 2000.
Las llamadas "bandas latinas" (Latin Kings, Ñetas o Maras) se han convertido en una prioridad de "seguridad" para la policía española y en un asunto recurrente en los medios de comunicación, sobre todo de la televisión. La ecuación es similar en la mayoría de los casos: jóvenes de origen latinoamericano vestidos con indumentaria propia del hip hop o del rap, que residen por lo regular en la periferia de las grandes ciudades, son sinónimo de delincuencia, marginalidad y "peligro".
Datos desmienten estereotipos
Sin embargo, la realidad y los datos objetivos desmienten este "estereotipo peligroso" que pone en riesgo la convivencia pacífica y la integración de los llamados "migrantes de segunda generación" en España.
Son jóvenes de entre 14 y 25 años, hijos de migrantes originarios de Ecuador, Colombia y República Dominicana, con problemas de integración en la sociedad elegida por sus padres para mejorar su situación de vida. Según la policía española, el número de supuestos miembros de bandas latinas en todo el país no supera 2 mil, la mayoría de ellos distribuidos entre Madrid y Barcelona. Se calcula, además, que del total de jóvenes de su misma condición alrededor de 50 mil, únicamente entre 2 y 5 por ciento se ligan a este tipo de organizaciones.
Carles Feixas, antropólogo español y autor del libro De jóvenes, bandas y tribus, explica a La Jornada que "estos jóvenes cuando llegan a España viven el shock de la inmigración, que coincide en muchos de los casos con el tránsito de la adolescencia y la adaptación a un nuevo sistema escolar. Los problemas de la adolescencia generales en todo el mundo, en este colectivo se complican más por el proceso migratorio".
A pesar de que las "bandas latinas" son sinónimo de marginación, violencia y delitos en medios de comunicación y en discursos de la mayoría de los políticos, las cifras de la policía estiman que los supuestos actos delictivos de estas organizaciones no representan más de 2 por ciento de los ocurridos en un fin de semana, la mayoría de ellos por peleas callejeras con "bandas rivales".
En este sentido, Feixas sostiene que "el tercer factor que complica la integración tiene que ver con los medios de comunicación; es decir, el pánico mediático generado en España desde 2002, que ha exagerado el problema y ha creado una serie de fantasmas y miedos sociales que acaban teniendo consecuencias reales, tanto en la reacción de la gente o de los vecinos, que confunden a cualquier joven latino que va vestido de hip hop con un pandillero".
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