La salida de los inmigrantes de España se acelera por el ajuste del empleo

Las largas colas del paro empezaron a desdibujar el gran destino inmigrante en 2008: España. La crisis empezó a paralizar los viajes a la península sin billete de vuelta hasta cambiar completamente las rutas de migración. España ya está tachada de cualquier destino viable. De hecho, los residentes extranjeros en España empiezan a emprender el camino de vuelta.

Los ecuatorianos, colombianos, argentinos y sobre todo peruanos fueron los primeros en hacer las maletas. En 2010, por primera vez en la historia, desde que se registra en estadísticas, el número de residentes extranjeros se redujo. Exactamente, en el último trimestre del ejercicio anterior descendió un 1,45% en tasa interanual. Su número cayó por primera vez de la franja de los 5 millones.

Pero esto no ha hecho más que empezar. Durante los primeros meses de 2011, la tendencia descendente se consolidó en numerosas nacionalidades, todas ellas latinoamericanas.

De este modo, el número de extranjeros ecuatorianos, la segunda mayor nacionalidad de inmigrantes que hay en España, cayó un 7,16% desde enero a marzo de este año, situando su cifra en 380.910. Les siguen los colombianos con un descenso del 4,55%, los argentinos con una caída del 3,89%, los peruanos registrando una disminución del 2,88% y los cubanos con un decremento del 0,88%.

En total, entre estas nacionalidades se marcharon del país algo más de 40.000 personas en los tres primeros meses del año.
Efecto llamada en Suramérica

Estas salidas ponen de manifiesto el alto crecimiento económico de muchos países de América del Sur. No sólo han soportado bien la recesión internacional, sino que los altos precios de las materias primas, la fuerte demanda de éstas por parte de China, así como el repunte de las exportaciones a otros destinos configuran un buen escenario económico para esta región.

El informe del Fondo Monetario Internacional del pasado mes de abril prevé un crecimiento del 4,75% para aquellos países que conforman el grupo de exportadores de EMPFI: Brasil, Chile, Colombia, Perú y Uruguay, previsto para el actual ejercicio.

Estos países son los que más están demandando mano de obra de España, produciendo así un efecto llamada. De hecho, el Gobierno español está trabajando con algunos países sudamericanos para firmar un acuerdo de empleo.

Las oficinas del antiguo Inem español ubicarán a parados extranjeros en ofertas laborales de su país de origen. El primer acuerdo de este tipo ya se ha cerrado con Uruguay y las conversaciones ahora se están realizando con Perú.

Aparte del retorno de inmigrantes residentes en territorio español, se registra otro denso flujo de salidas de ciudadanos españoles a América del Sur y Centroamérica.

Este movimiento hace preguntar, ¿por qué los españoles emigran a Sudamérica? La mayor parte de ellos son ciudadanos iberoamericanos, que han mantenido su residencia en España al menos durante dos años y, por tanto, han conseguido la nacionalidad española.

Con la caída del crecimiento económico y por tanto del empleo, han optado por salir del país rumbo a su antigua residencia o con destino a otros países que demanden mano de obra.

Según el Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero, en el último año las salidas más numerosas se realizaron hacia Argentina (unos 23.000 españoles), Cuba (unos 23.000), Brasil (10.000) o Chile (7.000). Otros destinos, aunque no tan solicitados, fueron Ecuador, México, Perú, Colombia, Uruguay, Venezuela y hasta la República Dominicana.

La ventaja que tienen estos ciudadanos con, al menos, doble nacionalidad, es que no se les cierra la puerta de regreso a España como sí les sucede a aquellos inmigrantes que todavía no han logrado conseguir la nacionalidad española y se acogen a un programa de retorno del Ministerio de Trabajo e Inmigración.
Programas de retorno

El programa de retorno, dirigido por el Ministerio, se inició en octubre de 2008, debido al fuerte aumento de la tasa de paro. En el primer tramo de la crisis se observó que los extranjeros resistían mejor a la sangría del desempleo. Una diferencia que se igualó e incluso empeoró con el transcurso de la crisis. De hecho, en la actualidad el paro azota con más intensidad al colectivo inmigrante.

De los cinco millones de parados registrados en el primer trimestre de 2011, un total de 1,1 millones son extranjeros. Es decir, el 32% de la población activa inmigrante está en paro.

De ahí que para muchos el programa de retorno sea una opción factible. A través de él, el inmigrante puede capitalizar toda la prestación contributiva de desempleo, de la que ha generado el derecho. Antes de irse, recibe el 60% y una vez esté instalado en el país de origen percibe el 40% restante. La condición es que se le prohíbe volver a territorio español durante un plazo mínimo de tres años.

Desde su inicio y hasta finales de 2010, el programa ha concedido estas prestaciones a más de 20.000 personas (según datos de la DGII del programa APRE). El mayor incremento se produjo el pasado ejercicio cuando se desarrollaron más de 11.000 concesiones.

Desde la Secretaría de Estado de Inmigración explican que estas cifras tan sólo se refieren a los inmigrantes que han adquirido derechos con el servicio estatal de empleo, pero se deben multiplicar por todos los miembros de la familia que parten con él. Este aluvión de solicitudes dejó al Ministerio sin fondos para mantener las concesiones de retornos, que tuvieron que paralizarse en el último trimestre del pasado año.

En muchos casos, el Ministerio otorga ayudas directas para la compra de billetes, aunque no es lo habitual. Según explica el departamento de esta materia, cuando tratan con familias formadas por muchos miembros y el cabeza de familia tan sólo ha capitalizado 15.000 euros, el Gobierno les ayuda a salir del país, ya que con el dinero capitalizado nos les llegaría ni siquiera para los billetes.

Aparte del programa de retorno del Ministerio de Trabajo, diversas ONG también ofrecen planes de retorno, que contemplan ayudas económicas y asesoramiento.

Asimismo, las comunidades autónomas suelen trabajar con sus propios programas. Es el caso, por ejemplo, de la Comunidad de Madrid. El gobierno de Esperanza Aguirre ofrece orientación, tramitación de los documentos, billetes de avión y ayudas económicas para llevar a cabo un nuevo proyecto en el país de origen.

Eso sí, a estos programas no se pueden adherir los inmigrantes con nacionalidad española. Ni tampoco los inmigrantes que han estado trabajando en la economía sumergida, porque no han generado derechos para cobrar el paro y, por tanto, no pueden capitalizarlo.
La entrada de ilegales

Según la Secretaría de Estado de Inmigración, el estado de muchos inmigrantes que trabajan en negro genera grandes dramas. Sobre todo hay muchos latinoamericanos en esta situación, según añade Inmigración.

En algunas ocasiones, estos inmigrantes no trabajan con papeles, porque no los tienen: son inmigrantes ilegales.

Desde América del Sur, los inmigrantes no tienen más remedio de entrar en aviones con la intención de pasar aquí un periodo vacacional. Pero en el Estrecho se registran otras llegadas más dramáticas. Tanto al sur de la península como al archipiélago canario continúan llegando embarcaciones de inmigrantes ilegales, las denominadas pateras.

En los últimos años se ha registrado un fuerte descenso de estas llegadas. Los datos del Ministerio del Interior muestran que el arribo de embarcaciones a las costas españolas se ha reducido un 88% desde 2007, cuando llegaban más de 19.000 ilegales, al 2010, año en la cifra se situó en 3.632 inmigrantes.
Todavía entran inmigrantes

El destino España sigue atrayendo a algunas nacionalidades, aunque a unos niveles muchos más bajos que antes de la crisis. Eso sí, el origen de estos extranjeros se ha desplazado. Si antes venían sobre todo desde América del Sur, ahora entre los países emisores se encuentra Pakistán, Senegal, algunos países del Magreb, como Argelia y Marruecos, y sobre todo China.

No obstante, los motivos de emigrar a España son muy distintos a los de antes. En el momento previo a la crisis, el empleo era la principal causa, ahora lo son los negocios. Es el caso de los chinos y los pakistaníes. El colectivo chino ha desarrollado diversas actividades económicas, muchas de ellas independientes a la hostelería. Muchos ciudadanos chinos vienen para aprovecharse del mercado nacional y otros para trabajar en los negocios chinos ya implantados.

De hecho, en 2010 se inauguró en Madrid la primera sucursal de ICBC, la entidad más grande del mundo por capacidad bursátil que casualmente es china. Su intención era atender a sus nacionales e introducir su negocio de banca mayorista en compañías chinas y españolas.

El caso pakistaní está más centralizado en Cataluña y el motivo de su emigración es también desarrollar una actividad económica.

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