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Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan el frenazo que se ha producido en la inmigración de latinoamericanos hacia Canarias, caracterizada principalmente por ser mano de obra no cualificada, frente al incremento de alemanes, británicos e italianos que se mudan a las Islas.
Entre 1990 y 2000, el auge de la construcción en determinados enclaves, como por ejemplo del municipio de Arona, atrajo a muchas personas de Colombia y Venezuela, entre otros países, "empujadas por el empeoramiento de la economía de sus países, la demanda de mano de obra no cualificada en Canarias y las facilidades legislativas de España", explicó Daniel Gainza, miembro del grupo de investigación de la asociación de sociólogos de Tenerife.
Los datos del Instituto Canario de Estadística (Istac) demuestran que el 24% de la población extranjera residente en esa localidad sureña era de origen americano en 2009. No obstante, el experto señala que el principal flujo migratorio que ha recibido el Archipiélago históricamente procede del norte de Europa. De esta manera, el INE destaca que las principales afluencias hacia las Islas provienen de Alemania, Reino Unido e Italia, y en un segundo término de Colombia, Venezuela y Cuba, además de Marruecos.
Nacionalidades
En los últimos tres años, de 2008 a 2011, la inmigración germana, británica e italiana ha crecido un 12,65%, 10,35% y 21,52% respectivamente, mientras que los sudamericanos han disminuido. Así, las llegadas desde Colombia y Venezuela a Canarias han caído un 13,76% y 11,97%, aparte de Argentina, que aunque la afluencia sea en menor número, presentan la mayor disminución, con un 20,05%. La excepción es Cuba. Pese a que en el resto de territorios vecinos ha bajado, en este país han aumentado las partidas hacia las Islas en tan solo un 5%.
Los principales destinos son los municipios turísticos. Ciudades como Puerto de la Cruz recibieron un gran flujo de inmigrantes europeos. Prueba de ello, según el Istac, es que, de la población extranjera residente en el municipio norteño, el 76% procede de esos países.
De los datos de los censos del INE también se observa que, de los inmigrantes europeos, el 8% eran trabajadores no cualificados, mientras que el 27% de los sudamericanos pertenecía a ese grupo. Esta condición, desde el punto de vista de Gainza, justifica el frenazo de la inmigración latina a las Islas, ya que las oportunidades laborales del sector de baja cualificación, como la construcción principalmente, "han caído drásticamente" debido a la crisis.
En la actualidad, Canarias vive una situación "que no invita al aumento de los procesos inmigratorios", comentó el experto. La legislación vigente, además, "es mucho más restrictiva que hace unos años, porque no solo dificulta la entrada de inmigrantes regulares e irregulares, sino que favorece el retorno de los ya establecidos".
Una de las medidas que Gainza nombra es el Plan de Retorno Voluntario que ha puesto a disposición de los inmigrantes el Gobierno de España. En la normativa, el sociólogo informa de que se da apoyo económico si se retorna a través de iniciativas como, por ejemplo, la entrega en un solo pago de las prestaciones por desempleo. Entre los países con los que España tiene acuerdos diplomáticos "figuran Venezuela, Colombia y Argentina, entre otros", agregó.
Afirma que la llegada de europeos no se da en la mismas circunstancias que los que vienen del continente americano. Los primeros llevan asentados en el Archipiélago "muchos más años", y "en su mayoría" son residentes en edad de jubilación. Así lo demuestra la pirámide de población extranjera del Puerto de la Cruz, "donde el 76% de los extranjeros son del norte de Europa".
Gainza considera que la regulación de la inmigración es positiva "siempre que sea para garantizar la igualdad de oportunidades y sirva para que se respeten los derechos fundamentales, pero no bajo la excusa de la presión demográfica sobre el territorio insular".
Detrás del vertiginoso aumento la población "se encuentra el negocio inmobiliario y turístico, por lo que la presión demográfica no es un problema de la inmigración, sino que deriva de la especulación urbanística", concluyó.
Los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan el frenazo que se ha producido en la inmigración de latinoamericanos hacia Canarias, caracterizada principalmente por ser mano de obra no cualificada, frente al incremento de alemanes, británicos e italianos que se mudan a las Islas.
Entre 1990 y 2000, el auge de la construcción en determinados enclaves, como por ejemplo del municipio de Arona, atrajo a muchas personas de Colombia y Venezuela, entre otros países, "empujadas por el empeoramiento de la economía de sus países, la demanda de mano de obra no cualificada en Canarias y las facilidades legislativas de España", explicó Daniel Gainza, miembro del grupo de investigación de la asociación de sociólogos de Tenerife.
Los datos del Instituto Canario de Estadística (Istac) demuestran que el 24% de la población extranjera residente en esa localidad sureña era de origen americano en 2009. No obstante, el experto señala que el principal flujo migratorio que ha recibido el Archipiélago históricamente procede del norte de Europa. De esta manera, el INE destaca que las principales afluencias hacia las Islas provienen de Alemania, Reino Unido e Italia, y en un segundo término de Colombia, Venezuela y Cuba, además de Marruecos.
Nacionalidades
En los últimos tres años, de 2008 a 2011, la inmigración germana, británica e italiana ha crecido un 12,65%, 10,35% y 21,52% respectivamente, mientras que los sudamericanos han disminuido. Así, las llegadas desde Colombia y Venezuela a Canarias han caído un 13,76% y 11,97%, aparte de Argentina, que aunque la afluencia sea en menor número, presentan la mayor disminución, con un 20,05%. La excepción es Cuba. Pese a que en el resto de territorios vecinos ha bajado, en este país han aumentado las partidas hacia las Islas en tan solo un 5%.
Los principales destinos son los municipios turísticos. Ciudades como Puerto de la Cruz recibieron un gran flujo de inmigrantes europeos. Prueba de ello, según el Istac, es que, de la población extranjera residente en el municipio norteño, el 76% procede de esos países.
De los datos de los censos del INE también se observa que, de los inmigrantes europeos, el 8% eran trabajadores no cualificados, mientras que el 27% de los sudamericanos pertenecía a ese grupo. Esta condición, desde el punto de vista de Gainza, justifica el frenazo de la inmigración latina a las Islas, ya que las oportunidades laborales del sector de baja cualificación, como la construcción principalmente, "han caído drásticamente" debido a la crisis.
En la actualidad, Canarias vive una situación "que no invita al aumento de los procesos inmigratorios", comentó el experto. La legislación vigente, además, "es mucho más restrictiva que hace unos años, porque no solo dificulta la entrada de inmigrantes regulares e irregulares, sino que favorece el retorno de los ya establecidos".
Una de las medidas que Gainza nombra es el Plan de Retorno Voluntario que ha puesto a disposición de los inmigrantes el Gobierno de España. En la normativa, el sociólogo informa de que se da apoyo económico si se retorna a través de iniciativas como, por ejemplo, la entrega en un solo pago de las prestaciones por desempleo. Entre los países con los que España tiene acuerdos diplomáticos "figuran Venezuela, Colombia y Argentina, entre otros", agregó.
Afirma que la llegada de europeos no se da en la mismas circunstancias que los que vienen del continente americano. Los primeros llevan asentados en el Archipiélago "muchos más años", y "en su mayoría" son residentes en edad de jubilación. Así lo demuestra la pirámide de población extranjera del Puerto de la Cruz, "donde el 76% de los extranjeros son del norte de Europa".
Gainza considera que la regulación de la inmigración es positiva "siempre que sea para garantizar la igualdad de oportunidades y sirva para que se respeten los derechos fundamentales, pero no bajo la excusa de la presión demográfica sobre el territorio insular".
Detrás del vertiginoso aumento la población "se encuentra el negocio inmobiliario y turístico, por lo que la presión demográfica no es un problema de la inmigración, sino que deriva de la especulación urbanística", concluyó.
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