Invasión china

La crisis económica ha devuelto a su tierra a una gran cantidad de inmigrantes que habitaban hasta hace muy poco en la Comunidad. La tendencia a la baja de la inmigración es un fenómeno generalizado desde el año 2010 en la región, de hecho, en el último año ha bajado un 0,8 por ciento. Sin embargo, hay un colectivo que no sólo resiste, sino que además ha aumentado: el de los chinos. Aunque la comunidad rumana sigue siendo la más numerosa, la presencia china no deja de recortar distancias. Así, en el último año han pasado de 45.710 a 47.157 chinos empadronados en 2012 en los municipios de la Comunidad.


El secreto de su «resistencia» es su naturaleza comercial y su capacidad de trabajo. Los establecimientos de alimentación de origen oriental (unos 3.000 en la región según la Asociación de Comerciantes Chinos) precisan de más de 80 horas semanales de trabajo, y no todo el mundo está dispuesto a pasar por ello. Según esta asociación, integrada en la Federación de Empresarios de la Comunidad de Madrid (Fedecam), el 59,1% de los establecimientos de alimentación asiáticos de toda España están en Madrid.

En la capital, más de la mitad de las tiendas de alimentación (en torno al 56% según esta misma asociación) están dirigidas por ciudadanos asiáticos. Sus establecimientos permanecen abiertos durante los siete días de la semana con un horario que habitualmente sobrepasa las 12 o 14 horas al día, y eso teniendo en cuenta, además, que los pequeños negocios de alimentación no dejan beneficios superiores a 1.000 euros al mes. Un negocio muy sacrificado que durante muchos años dejó de compensar a los comerciantes españoles, que suelen trabajar con productos perecederos (embutido, carne, fruta...) y que tienen que acudir a Mercamadrid a diario además de mantener un horario cada vez más competitivo.

La crítica por parte de los comerciantes tradicionales españoles es dura, sobre todo la de aquellos que comparten acera con estos comerciantes infatigables, que ya se han hecho con manzanas enteras de Usera o Lavapiés:  «En las familias chinas, los negocios suelen estar a nombre del padre, pero la realidad es que trabaja toda la familia, a pesar de que no cotizan, para cubrir todos los turnos y abrir hasta 14 horas». También se quejan de que los empresarios chinos que dirigen estos establecimientos no están especializados en técnicas de alimentación, ni tienen los conocimientos suficientes sobre los productos y se limitan a vender alimentos envasados.

Lo cierto es que, en la actualidad, los chinos son el mayor colectivo de autónomos extranjeros en la Comunidad, según la Organización de Profesionales y Autónomos (OPA). En concreto, en 2011, el 44% de los 9.580 nuevos autónomos extranjeros que se dieron de alta en el Régimen Especial del Trabajo Autónomo eran chinos, según un informe de la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA).

El «empuje» oriental

Es decir, cuatro de cada diez nuevos comercios que se abren en España son de chinos, una cifra que se eleva a seis de cada diez en el caso de la Comunidad de Madrid, según declaró a la agencia de noticias Xinhua José Luis García Fuentes, director general de Nielsen para España y Portugal,  compañía dedicada a la medición del sector comercial.

Y la cifra no deja de crecer. Según la Unión de Trabajadores Autónomos y Emprendedores de Madrid (UATAE), en el mes de febrero se recuperó el 77% de los autónomos extranjeros que se perdieron en enero gracias, en gran medida, al «empuje» chino, que sumó 151 autónomos nuevos. Y es que, según UATAE, el 44% de los chinos que vienen a España a iniciar un negocio escoge Madrid. Para esta asociación, su voluntad de emprender tiene su origen en la percepción de que España es un país «donde hay muchas oportunidades». Además, UATAE apunta a la posibilidad y facilidad de financiación (en su caso suele ser familiar) como la clave de su éxito.

LA VENTA DE ALCOHOL: SU ÚLTIMO LOGRO

En los últimos diez años, desde que se aprobó la «ley antibotellón», los comerciantes chinos afirman haber visto reducir sus ingresos en un 40 por ciento. Esta norma introdujo una segunda licencia (además de la de apertura) para los establecimientos que quisieran vender alcohol. Según el vicepresidente de la Asociación de Comerciantes Chinos, Juan Carlos Zhen, fue solicitada por la práctica totalidad de los 3.000 comercios chinos de la región, sin embargo, sólo se concedió al 25% de éstos. «Si alguien entra a hacer la compra y comprueba que no puede llevar alcohol, sale de la tienda sin comprar nada y se va a otra donde pueda adquirir todos los productos que necesite», afirma Zhen. Desde el primero de enero de este año todo ha cambiado para ellos. La Comunidad, a través de la Ley de Medidas Fiscales,  retiró la obligatoriedad de esa licencia especial para vender alcohol. Los comerciantes chinos afirman que desde entonces han aumentado hasta un 20% sus ingresos. Eso sí, la restricción en cuanto al horario –no vender alcohol a partir de las 22:00 horas– continúa.

Fuente: larazon.es

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